
Inicio 23/09/2025
En este artículo
La salud mental es una preocupación creciente en todo el mundo. Y en Chile, el panorama no es distinto: según el estudio “Día Mundial de la Salud Mental 2024” de Ipsos, el 73% de los chilenos afirma haber sentido estrés laboral hasta el punto de afectar su vida diaria. Esta cifra nos ubica por encima del promedio global (62%) y refleja una realidad que está golpeando con fuerza no solo a las personas, sino también a las organizaciones.
En un entorno laboral cada vez más exigente y cambiante, ¿estamos realmente cuidando la salud de quienes trabajan?
Los datos son claros: más de la mitad de los encuestados en Chile (54%) declara haber estado tan estresado que no pudo ir a trabajar durante un período. El estrés laboral no solo se manifiesta con síntomas emocionales como ansiedad, irritabilidad o insomnio, sino que también tiene consecuencias físicas como fatiga crónica, dolores musculares o problemas digestivos.
Este nivel de afectación interfiere directamente con la productividad laboral, incrementa las tasas de ausentismo y, en muchos casos, deriva en licencias médicas prolongadas. Lo preocupante es que, aunque el 82% de los chilenos considera que la salud mental y física son igual de importantes, el 38% cree que el sistema de salud sigue priorizando los problemas físicos por sobre los mentales.
La encuesta también revela que los jóvenes son quienes más acusan el golpe del estrés. En Chile, un 44% de los trabajadores de la generación Z y un 38% de los Millennials han experimentado niveles de estrés laboral tan altos que no pudieron seguir con su rutina.
Esto se explica, en parte, por factores como la precariedad laboral, la alta demanda digital, la presión por ser “productivos” todo el tiempo y la dificultad de conciliar la vida personal con el trabajo. Además, las mujeres jóvenes muestran mayores niveles de depresión y ansiedad, con un 40% a nivel global que reporta haber experimentado tristeza o desesperanza casi todos los días durante semanas.
Otro hallazgo relevante del estudio es la frecuencia con que las personas piensan en su salud mental: solo un 69% de los chilenos dice reflexionar frecuentemente sobre su bienestar emocional, frente a un 78% que piensa con regularidad en su salud física. Este desfase demuestra que, aunque la importancia de la salud mental es reconocida, muchas veces no se convierte en una prioridad en la práctica diaria.
Y es que hablar de salud mental sigue generando estigmas, especialmente en el ámbito laboral. Muchas personas sienten que reconocer su agotamiento o ansiedad puede ser visto como una señal de debilidad o falta de compromiso. Esto impide que pidan ayuda a tiempo o que accedan a los apoyos disponibles.
Las organizaciones tienen un rol fundamental en revertir esta situación. Implementar políticas de bienestar laboral puede marcar la diferencia. Algunas acciones clave incluyen:
Además, se vuelve urgente formar profesionales con herramientas para abordar estos desafíos desde una perspectiva técnica y ética.
Ante esta realidad, el conocimiento enfocado en salud ocupacional se vuelve cada vez más necesario. Programas como el Diplomado en Salud Ocupacional Intensivo de la Universidad de los Andes ofrecen una mirada integral para identificar, evaluar y prevenir riesgos laborales en distintos sectores productivos.
¿Por qué es importante? Formarse en este ámbito no solo permite proteger a las personas, sino también fortalecer el compromiso con la organización, mejorar la productividad y crear espacios de trabajo más humanos.
Conoce más sobre este estudio aquí.
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